ORGULLO

Buenos días querid@ lector/a; hoy quiero hablarte sobre otra de las caretas que utiliza el miedo para enmascararse, que es el orgullo.

El orgullo se puede entender como una exaltación imaginaria de la propia valía y atractivo. Las personas que se esconden tras esta careta, tienen una buena imagen de sí mismas. Tienden a considerarse más dotadas que las demás y suelen ayudar a los demás, evitando hacerse cargo de sus vidas inconscientemente. 

El gran deseo que sienten estas personas es el de sentirse amadas y encuentran este amor mediante la ayuda a los demás, aunque suele resultar que degenera en la necesidad de ser necesitadas. Tienen una imagen de sí misma de personas ayudadoras, sin embargo, esta ayuda suele ser selectiva, sólo para quienes ellas consideran. Detrás de este "ayudar" se oculta un neurótico "dar para recibir".

El mayor temor de estas personas es a sentir que ellas necesitan ayuda y reconocer que también tienen sus necesidades emocionales y afectivas, sin embargo, esto dejaría de manifiesto que su engrandecimiento no es total.

Manipulan a l@s demás descubriendo sus necesidades y deseos y ayudándoles, creando así dependencia emocional; su justificación es la servicialidad.

Tenemos que tener en cuenta, que el orgullo, es una emoción que nos hace sentir que estamos por encima de los demás; ayudan a l@s demás, para que les necesiten, sin embargo, si rechazas su ayuda o no reciben tanto como creen que han dado, pueden ser muy belicos@s.

Lo que puede ayudar a sanar a personas que utilizan esta careta del orgullo, es reconocer sus propios límites y gozar de ser una persona normal y corriente, como las demás, sin tener que esforzarse tanto por ser especiales para que le quieran.

También les ayuda, darse cuenta de que no necesitan hacer tanto esfuerzo para seducir y atraer a todo el mundo. El amor es importante, al igual que la sabiduría, creatividad y otros valores a los que podrían prestar más atención.

Les viene genial aceptar que también necesitan afectividad, y saber que pueden pedir y reconocer sus carencias, sin por ello, dejar de ser amadas.

Y sobre todo, lo que puede llegar a liberarlas, es la aceptación de que unas personas las querrán y otras no y todo está bien.

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