SANAR LA AFLICCIÓN

Buenos días; hoy te voy a explicar qué es esto de sanar la aflicción. 

El proceso de transformación del corazón, puede ser difícil porque al abrirlo es  inevitable que encontremos nuestro dolor y percibamos más el dolor de los demás. De hecho, gran parte de nuestra personalidad tiene por finalidad evitarnos experimentar ese sufrimiento. Cerramos el corazón a la sensibilidad, para no sentir el sufrimiento y poder continuar con nuestras actividades, pero nunca lograremos evitar totalmente el dolor; con frecuencia, lo percibimos justo lo suficiente para sentirnos desgraciad@s y hacer desgraciad@s a tod@s l@s que nos rodean. El famoso aforismo de Carl Jung de que "la neurosis es el sustituto del genuino sufrimiento" se refiere a esta verdad. Pero si no estamos dispuest@s a experimentar nuestras aflicciones, estas nunca sanarán. Acallar el dolor nos impide sentir alegría, compasión, amor y cualquier otra capacidad del corazón.

Aquí no se trata de revolcarnos en los sufrimientos; el trabajo espiritual no tiene como fin hacernos masoquistas ni mucho menos; la idea es transformar nuestro sufrimiento, no prolongarlo. No hay para qué añadir más sufrimiento; lo que necesitamos es explorar las raíces, las causas del sufrimiento que ya tenemos en nuestro interior.

Hemos de mirar bajo las defensas de la personalidad y explorar los miedos y las heridas que nos gobiernan. Como hemos visto, cuanto más sufrimiento acarreamos del pasado, más rígidas y controladoras son las estructuras de nuestra personalidad; pero estas no son invencibles, y a pesar de lo que podríamos creer, es posible aliviar la aflicción, por grave que esta sea, si estamos dispuest@s a explorarla un poco más de tiempo.

Afortunadamente, contamos con la ayuda de nuestra esencia en este difícil proceso de explorar el dolor y el miedo que hay bajo nuestra personalidad. Siempre que estamos dispuest@s a explorar la verdad de nuestras experiencias inmediatas, sin hacer juicios ni poner condiciones, surge la forma natural, la cualidad esencial de la compasión y tras ella viene la curación.

Compasión no es lo mismo que sentimentalismo, lástima ni autocompasión; es un aspecto del amor divino que disuelve todas las defensas y resistencias cuando se ve sufrir a alguien.

La personalidad no puede hacer nada para generar compasión; esta surge naturalmente cuando estamos dispuest@s a ser receptiv@s y sincer@s en lo que de veras sentimos y nos alivia la aflicción.

El amor divino que desea expresarse en el mundo a través de nosotr@s, es una fuerza potente capaz de derribar todas las viejas barreras y falsedades que se han acumulado en nosotr@s. Aunque ciertamente, experimentaremos una considerable tristeza y pena durante el proceso de trabajo interior, es sumamente importante tener presente que detrás de todo eso, está el amor, tanto como energía motivadora como fin hacia el cual nos dirigimos.

¡POR UN MUNDO DE CORAZONES ENCENDIDOS!

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

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