CULTIVAR LA MENTE CALLADA

 Buenos días; hoy te explicaré cómo se puede parar la mente.

Si tomamos un poco más de conciencia de nosotr@s mism@s, notaremos una realidad constante; nuestra mente no para de parlotear. Prácticamente no hay un momento del día en que la mente no esté ocupada en alguna forma de diálogo, comentario o juicio. Pero, ¿quién habla con quién y por qué?

Un poderoso motivo para hablar con nosotr@s mism@s es decir qué vamos a hacer a continuación. Hablamos sol@s para evaluar la situación, ensayar reacciones a los acontecimientos futuros o recordar acontecimientos pasados. Pero si tenemos la atención ocupada por esa cháchara constante, no podemos oír nuestra sabiduría interior, la personalidad la ahoga. Es más o menos como recorrer toda la casa en busca de las llaves y de pronto darnos cuenta de que las tenemos en el bolsillo.

De todos modos, la idea de acallar la mente nos parece bastante extraña al principio. Podríamos creer que detener esa corriente de asociaciones mentales será aburrido, que todo será similar e insípido, pero también en esto la verdad es otra. Lo que realmente hace aburrido y aparentemente soso el mundo, es lo repetitivo de nuestra manera habitual de pensar y de nuestras preocupaciones previsibles. Más importante aún, esa continúa cháchara mental, nos impide captar las impresiones de la vida que necesitamos para crecer y realizarnos, por eso es importante distinguir entre la mente dispersa (la cháchara) y la mente callada, ese espacio misterioso de donde surge el conocimiento.

Cuando estamos relajad@s y conscientes, comprendemos que la modalidad "normal" de la mente es caótica, descentrada, similar al trance, mientras que la mente callada, es sobria, clara y estable.

En resumen, cuando la mente está callada, nuestra inteligencia se alinea con una inteligencia superior que comprende la situación de forma objetiva y conoce exactamente lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer; estamos despabilados y atentos a todo lo que nos rodea; los sentidos están agudizados, los colores y sonidos son más nítidos, todo parece eternamente nuevo y vivo.

Son necesarias muchas prácticas de meditación para acallar la mente y lograr que esté más serena y expansiva. Hace siglos, los practicantes de la meditación budista, identificaron dos tipos de meditaciones para acallar la mente:

La primera se llama Vipassana, o meditación perceptiva, que desarrolla la capacidad de percibir lo que experimentamos, sin hacer juicios y con receptividad; los limitamos a dejar pasar por la conciencia los pensamientos e impresiones, sin aferrarnos a ellos.

El segundo tipo de meditación, se llama Sanata y desarrolla la capacidad de concentración y focalización. En estas prácticas, aprendemos a centrar la atención en sonidos y sílabas repetidos (mantras) o en una visualización interior, una imagen o un diagrama sagrado (mandala). La persona aprende a disciplinar la mente, concentrándose en el sonido o la imagen, excluyendo todos los demás pensamientos.

 Aunque los dos métodos pueden ser valiosísimos para cultivar la mente callada, pienso que la Vipassana va particularmente bien combinada con el eneagrama, para observar el funcionamiento de nuestra personalidad sin hacer juicios.

Ahora es tu turno; ¿Cuál de los dos métodos de meditación vas a poner en práctica?

Haz la prueba; empieza por 5 minutos a día, no hace falta más al principio hasta coger el hábito.

Espero tus comentarios para saber cómo ha sido tu experiencia.

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

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