DEL PENSAMIENTO AL DESTINO

Buenos días; como ya te adelanté ayer, hoy te voy a explicar cómo un pensamiento puede generar un destino.
Supongo que habrás escuchado alguna vez, que el pensamiento crea y ciertamente, así es.
Tanto si piensa que puedes como que si piensas que no puedes, en las dos opciones tienes razón, por lo tanto: ¿Cuál es tu elección?
Siembra un pensamiento y cosecharás una acción.
Siembra una acción y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino.
¿Qué quiere decir esto?
Cada persona vive su vida como sabe, como puede o como le dejan.
En las palabras: "Siembra un pensamiento y cosecharás una acción", se puede entender que tanto en la mentalidad como en la emocionalidad se establecen programas mentales y emocionales, unos conscientes y otros inconscientes, unos sanos y otros insanos, que van a determinar o, al menos, influir en las acciones que la persona realiza en su vida cotidiana.
"Siembra una acción y cosecharás un hábito": Las acciones basadas en programas emocionales y mentales no son casuales, sino que son respuestas ya establecidas que, en muchos casos, son inconscientes y automáticas, llegando a normalizarse y tomarse por naturales o, incluso, por sanas, cuando no necesariamente lo son. Una acción (física, emocional o mental) que se repite en el tiempo, que se automatiza y se pasa al inconsciente, se convierte en un hábito.
"Siembra un hábito y cosecharás un carácter": El conjunto de hábitos que tenemos, va configurando el carácter de cada uno/a; ahora bien el carácter no sólo es una manera de ser, también es una manera de estar y de vivir.
"Siembra un carácter y cosecharás un destino": Por último, ese carácter, esa manera de ser, de estar y de vivir, configura una parte de lo que sucede a la persona tanto en el día a día como a medio y largo plazo. 
Así pues. los programas emocionales y mentales, conscientes e inconscientes (pensamientos), determinan en gran medida las acciones y reacciones que la persona vive (acciones). 
Esas acciones, cuando se repiten lo suficiente, pasan a formar parte de la vida cotidiana convirtiéndose en (hábitos).
Los hábitos a su vez, van configurando la forma de ser particular de la persona (carácter) y cuando ese carácter se consolida, se convierte en una forma de vivir (destino).
Mañana te hablaré de los 7 instrumentos de los que nos podemos beneficiar para la transformación.
Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

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