El proceso de la emoción

 Buenos días; hoy quiero hablaros de cómo se genera una emoción. 

Una emoción se activa a partir de un estímulo; éste puede ser externo o interno, actual, pasado o futuro, real o imaginario. 

La secuencia sería la siguiente:

Primeramente percibimos el estímulo, que es el detonante por el que se produce la emoción. 

De ése estímulo percibido, hacemos una valoración; puede que esta valoración sea consciente o inconsciente; hacemos una valoración primaria en la que, por un lado se analizan las características de la situación y su influencia sobre nuestro bienestar. Esta valoración primaria puede ser:

- Irrelevante: la situación es valuada como indiferente, sin ninguna implicación para la persona, sus deseos y sus metas. 

- Positiva: la situación se valora como un progreso hacia los objetivos,  hacia el  bienestar. 

- Negativa: la situación se percibe como un obstáculo, un peligro, una dificultad, una pérdida, una ofensa...

En segundo lugar, se produce una valoración secundaria en la que nos preguntamos:

- ¿Estoy en condiciones de hacer frente a esta situación? La respuesta puede ser tanto afirmativa como negativa, condicionando esto también nuestra respuesta emocional. 

En la valoración del acontecimiento influyen factores como el de las 4 dimensiones del autoconocimiento:

- Trascendental: nuestra valoración puede ser diferente dependiendo de en qué medida estemos conectados a nuestra dimensión trascendental,  nuestros valores o nuestra misión o motivación en el momento en que se produce el estímulo, es decir, en qué medida tengamos presentes en nuestra mente y en nuestro corazón dichos valores, misión, motivación, realizaremos una valoración u otra de la situación, lo cual nos predispone a desarrollar una emoción u otra.

- Mental: por otro lado, se busca cómo encaja ése estímulo en nuestro esquema mental.  Para ello, echamos mano de nuestras creencias,  experiencias previas,  expectativas, la imagen que tenemos de nosotros mismos...

Todos estos factores afectarán a nuestra valoración y por lo tanto a nuestras emociones. 

- Emocional: también influirá en la valoración que hagamos, la emoción que estemos sintiendo en este momento concreto, nuestro estado de ánimo y nuestro paradigma emocional. Entendemos por paradigma emocional el marco o perspectiva bajo la cual se analizan los problemas y se trata de resolverlos. Se trata del color de los cristales desde que los miro e interpreto los acontecimientos.

¿Me muevo desde el paradigma de la confianza, del amor, del optimismo, la motivación, la excelencia, el perdón, la paz interior?

O por el contrario: 

¿Me muevo desde el paradigma de la desconfianza, del miedo, el pesimismo, la desmotivación, el perfeccionismo, el resentimiento y la violencia interior?

Estos paradigmas se forman en nuestra niñez dependiendo de la manera en que nos hayan educado, de los mensajes recibidos y de los que hayamos observado en nuestro entorno.

- Física: finalmente, nuestra valoración también dependerá del estado en que se encuentra nuestro cuerpo. Un  aspecto relevante en este sentido es el nivel de partida de ciertos neurotransmisores como el cortisol, la adrenalina, las catecolaminas, las endorfinas, la dopamina, la oxitocina...

Por resumir, nos predisponen a sentir emociones agradables: las endorfinas, las dopaminas, la oxitocina.

Y nos predisponen a sentir emociones desagradables: el cortisol, las catecolaminas...

Este nivel de partida de nuestros neurotransmisores, depende entre otros de nuestros hábitos saludables: de sueño, alimentación y deporte.

Todo esto ocurre en milésimas de segundos, por lo que cuanto más ayudemos en lo que esté en nuestra mano, para que podamos gestionar esos estímulos de manera positiva, más tranquila, placentera, más lecciones seremos capaces de extraer de nuestras experiencias.

Como has podido comprobar, la diversidad de factores que influyen en la valoración del estímulo recibido o del acontecimiento, hace que un mismo estímulo o acontecimiento pueda ser valorado de forma distinta por diferentes personas. Más aún, una misma persona puede valorar ese mismo estímulo o acontecimiento de formas muy diferentes dependiendo de los factores señalados. Por eso se hace tanto hincapié en tener buenos hábitos, además de que sería de vital importancia que nos enseñasen desde pequeños a gestionar nuestras emociones con la ayuda de la inteligencia emocional.

Espero que te resulte interesante además de que te sirva para tu vida el post de hoy.

Un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.


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