SILENCIO

Buenos días; hoy voy a hablarte del segundo paso de la evolución humana: EL SILENCIO.

Al referirme al silencio, hablo tanto del silencio exterior como interior. Cada día se desarrollan actividades en entornos ruidosos, aunque no nos demos cuenta. Este ruido es un constante estímulo para los sentidos y la mente, por lo que parte de la actividad mental se aplica en recibir y procesar esos estímulos de manera constante e inconsciente. Por si eso fuera poco, actualmente está el tema de los WhatsApp. Muchas personas tienen sus teléfonos configurados para cuando reciben un mensaje hagan algún sonido especial que puedan identificar. Con la existencia de grupos hay quien recibe mensajes sin parar.

Aunque parece una tontería, ese sonido no hace más que llamar la atención de la mente, distrayéndola de otras cuestiones. Ese interrumpir persistente de la concentración también es ruido. Televisiones encendidas, radios funcionando, música ambiental, el tráfico, etc, son elementos que casi no permiten un minuto de silencio externo ni interno, por lo que se vive sometido a una constante estimulación y, de ese modo, se complica la escucha interior. Si aun así se consigue, luego están los ruidos internos: preocupaciones, problemas, deseos, obsesiones, miedos, temas pendientes, impulsos y un largo etcétera  de actividades interiores que también impiden escuchar más allá, escuchar al Ser Interior.

Conseguir el hábito del silencio exterior e interior es muy importante para poder evolucionar, ya que en ese silencio, encontramos respuestas a muchos asuntos inconclusos que de otra manera no podremos escuchar. 

Para ello, es muy recomendable el método Kaizen. Puedes empezar por un minuto de silencio exterior por día, hasta completar una semana e ir incrementando los minutos de silencio a medida que van pasando las semanas, hasta que puedas conseguir al menos una hora de silencio al día.

Aunque es más complicado, también puedes utilizar el método Kaizen, combinado con el mindfulness para llegar al silencio interior. Empieza por limpiarte los dientes prestando atención plena a la temperatura del agua, al sabor de la pasta de dientes, a la presión que haces con el cepillo de dientes sobre tus encías y dientes, a la sensación de frescor que se te queda después..., esto te ayudará a generar silencio interno aunque sea sólo por dos minutos. Puedes ir incrementando el entrenamiento para hallar el silencio interior, prestando atención plena cuando comes, caminas, te duchas...

En esta última parte ya te he adelantado cual es el siguiente paso para la evolución del que te hablaré mañana, la atención.

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

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