LA DESPEDIDA DE UN AMOR

Buenos días, querido lector; hoy quiero hablarte sobre la despedida de un amor...

La ruptura de una relación es un proceso de muerte y cambio.

Todo cambio, indica que algo muere.

Todo lo que muere..., indica un cambio, es el comienzo de otra etapa.

Toda muerte es también una despedida, algo que concluye, despedirse de alguien con quien manteníamos un vínculo, con quien habíamos vivido muchas experiencias comunes.

Las despedidas suelen generar una sensación de pérdida irreparable, un inmenso vacío interior, una sensación de amputación de una parte nuestra, aunque para algunos puede representar una auténtica liberación.

Cuando el amor se ha perdido, lo que nos queda de él son los recuerdos del amor y las cicatrices del apego.

Muchas veces, confundimos apego con amor.

Nuestro sufrimiento no procede del amor, sino del apego, de la no aceptación del cambio en nuestra vida.

Cuando reconocemos que todo es impermanente y transitorio, que no hay nada duradero, y que lo único que tenemos en realidad es el ahora, empezamos a ejercitar el desprendimiento, como actitud vital y aprendemos a fluir con los acontecimientos, lo que nos conduce hacia la auténtica libertad.

Cuando hay una pérdida por los motivos que sean, es bueno entregarse al dolor de verdad, abrazándose literalmente y respirando en profundidad; es la mejor medicina y agiliza el proceso.

Uno se encuentra cara a cara consigo mismo, tal vez, uno ya se haya dejado de lado, se haya abandonado, no se conozca, ni se reconozca. En verdad, el vacío que se siente es proporcional al grado de abandono de uno mismo.

Cuando la relación se ha convertido en un desolado campo de batalla, donde solo hay lugar para juegos de poder, control y manipulación, cuando hay abusos, maltratos, descalificaciones e insultos, o un abismo entre los contrincantes, cuando el lazo de la dependencia se ha vuelto al menos, para uno de los dos insoportable, es bueno que alguien tenga la lucidez y valentía de darse cuenta y reconocer que, seguir juntos es pernicioso para todos, y que la mejor decisión es separarse, decirse adiós.

En definitiva, hay que crecer de una vez y recuperar la individualidad, y para ello, un proceso de separación es un escenario excepcional.

CRECEMOS CUANDO SUFRIMOS, NO CUANDO DISFRUTAMOS.

Cuando alguien se va de tu vida, di en voz alta o baja (como mejor prefieras), lo siguiente:

"Tomo lo que me diste: fue un montón y lo honraré y lo llevaré conmigo. Aquello que te di, lo di con gusto y puedes quedártelo. Por aquello que fue mal entre los dos, yo asumo mi parte de responsabilidad y te dejo la tuya. Y ahora, te dejo en paz".

Sanar NO significa que el daño nunca existió, significa que lo que una vez dolió, ya no controla tu vida.

Recuerda:

El duelo es un proceso, NO un estado y los procesos se pasan con amor y el amor, INICIA EN TI.

Vive tu duelo, es algo natural, pero NO tienes que vivirlo en soledad.

ES MEJOR UNA BUENA SEPARACIÓN QUE UNA MALA UNIÓN, DONDE HAY DE TODO MENOS AMOR.

Con absoluto y profundo respeto muy sincero:

Emilio Alejandro García Jiménez.

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

💛💛💛💛

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