¡TUS HIJOS SIEMPRE TE ESTÁN MIRANDO!

 Buenos días; vamos con el cuento de hoy, que se titula: ¡Tus hijos siempre te están mirando!

La historia habla de un anciano internado en un geriátrico, de su hijo, un importante directivo de una empresa multinacional, y de su nieto, un adorable muchacho que ama a su abuelo.

El relato comienza un día en el que el joven pasa por la oficina de su padre. La secretaria lo anuncia y lo hace pasar.

-¿Qué necesitas?- pregunta el padre, de un modo bastante hostil-. ¿Otra vez te has metido en problemas? Porque si estás aquí...

- Yo no necesito nada- contesta el joven, un poco desafiante-. Ya te he dicho que no pienso pedirte nada más si lo puedo evitar. El tema es el abuelo.

-¿Qué pasa con tu abuelo? Seguro que está bien; sino, ya me hubieran avisado.

- Te han llamado tres veces del geriátrico, pero no reciben respuesta. Les dicen que estás ocupado.

- Y es verdad... Será alguna tontería. Le diré a mi secretaria que llame.

- Ya lo he averiguado yo- dice el joven-. El abuelo necesita que le mandes un pequeño calefactor, para su cuarto.

-¡¿Un calefactor?!- vocifera el hombre a gritos-. Con el calor que hace, por favor.

- He estado allí papá.... El lugar es bastante fresco y el abuelo pasa demasiado tiempo quieto. De todas maneras, es el abuelo quien dice que siente frío.

- Mira, yo no trabajo como trabajo para tirar el dinero -dice el padre-. Si necesita un calefactor, que se lo den en el geriátrico, que para eso me cobran cada mes la fortuna que me cobran... Y si te parece que debes ocuparte de su temperatura, puedes comprarle al abuelo una manta con tu paga.

El joven sale de la oficina sin decir una palabra. Esa noche, cuando el padre llega a casa, ve al muchacho tendido en la sala con una manta extendida sobre la alfombra. Para su sorpresa, está cortándola por la mitad. 

- ¿Esta no será la manta que has comprado para tu abuelo?-le dice.

- Sí - contesta el joven, casi sin mirarlo.

- ¿Y por qué la cortas por la mitad?

- Anticipación - contesta el joven.

- No te entiendo - dice el padre -. ¿Anticipación de qué?

- Sí - responde el joven, mientras sigue con su tarea -. Voy a llevar al geriátrico una mitad de la manta. La otra la guardaré para ti... para cuando tengas su edad.

Moraleja: Cuidado con lo que haces, pues eres la fuente de la que van a beber tus hijos-

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.



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