ME OLVIDÉ DE MÍ
Buenos días querid@ lector/a; el artículo de hoy, refleja la realidad de muchas mujeres.
ME OLVIDE DE MÍ.
Fui una joven hermosa como todas a los 18 años, cuando decidí irme con mi esposo, me enamoré y formé mi hogar.
Educada con las viejas costumbres, me dediqué a mi pareja y a criar a mis hij@s, me entregué plenamente con todo el amor de mujer y madre.
Dejé de pensar en mí para atender ese gran compromiso religioso y social, complaciendo y atendiendo todo. Ahí empecé a olvidarme de mí.
Si, me olvidé de mí, por cuidar a mis hij@s, por educarl@s, atenderl@s en sus necesidades, ell@s me necesitaban para su formación y me hice una excelente madre. Era mi responsabilidad como madre, quería criar seres humanos valiosos.
Y me olvidé de mí, ¿Engañar a mi esposo? Jamás, yo ya le pertenecía y eso no es de una buena mujer cristina y bien educada.
Me olvidé de mí, durante muchos años, tal vez, décadas sin darme cuenta, mi mente y mi cuerpo me pasaron la factura, un accidente que fracturó mí pierna y mi subconsciente generándome crisis de ansiedad y pánico, me indicaba que algo no estaba bien, sin embargo no escuché a mi cuerpo y abandoné aquello que me daba un poco de independencia.
Seguí olvidándome de mí, cuando l@s hij@s crecieron, me convertí en su criada, me dediqué a hacerles sus necesidades: cuidando a l@s niet@s y haciendo comidas, acompañados de gritos y maltratos por aquellos a los que di tanto amor. Yo no era nada para ell@s.
Me olvidé de mí y mi pareja hoy quiere emprender su viaje, porque, él ya cumplido sus obligaciones con l@s hij@s, ya no tiene compromisos, su compromiso de padre, él ya lo terminó.
Me olvidé de mí y no me di cuenta que ya no tenía pareja, él hace muchos años ya me había abandonado, su infidelidad y sus nuev@s hij@s era suficiente argumento para que yo pusiera los pies en la tierra y sin embargo me salía más barato seguir engañándome a mí misma.
Ahora, sola, a la puerta de la tercera edad y llena de enfermedades, que en su gran mayoría vienen de mi mente, volteo hacia atrás y veo mi vida; fui esposa y madre antes de ser mujer, me olvidé que yo era importante ante que todo y tod@s, debí darme cuenta, pero no fue así.
Si te pudiera dar un consejo a ti mujer, dedicada a tu esposo y a tus hij@s, sería éste: no te olvides de ser mujer, no te olvides de ti.
Sé independiente, trabaja para que no dependas de nadie.
Suelta todo, aún estás a tiempo, empieza a vivir, viaja, reúnete con tus amigas.
No dejes que la vida te quite tus mejores años, recuerda que solo te tienes a ti.
Y dejé de escribir, me vi en el espejo y con un nudo en la garganta, lloré y lloré...la abracé y le pedí perdón por el abandono.
Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.
Comentarios
Publicar un comentario