EL MENDIGO Y EL AVARO

Buenos días querid@ lector/a; el cuento de hoy se titula: "El mendigo y el avaro".

Un día, un mendigo llamó a una puerta para pedir caridad. 

Un hombre salió a abrirle:

- ¿No tendrá un poco de pan para darme? -dijo el mendigo.

- ¡Por supuesto que no! -respondió el propietario de la casa-. Yo no soy panadero. ¡Sigue tu camino!

- ¿No tendría tal vez un poco de carne?

- ¡Aún menos!, ¡Yo no soy carnicero!, ¡Vete!

- ¿Y un poco de harina entonces?

- ¡He dicho que no!, ¡Esta casa no es un molino!, ¡No insistas!

- ¿Y un poco de dinero?, ¿Podría darme un poco de dinero?

- ¡Basta ya!, ¡Yo no soy ningún banquero!, ¡Largo de aquí!

- Puesto que no puede darme nada -insistió el mendigo-, ¿podría al menos permitirme descansar a la sombra, en su casa?

- ¡Siéntate allí! -dijo el ávaro exasperado, señalando una silla en el interior.

El mendigo entró en la casa y comenzó al punto a hacer sus necesidades.

- Pero, ¿qué haces? -le gritó el propietario estupefacto.

- ¡En un lugar tan inútil como éste, no veo otra cosa mejor que hacer que cagar!

Es una historia de Rûmi.

¿Cuál es mi utilidad si no soy generoso? La casa podría simbolizar el ego y todas sus riquezas. Si no soy capaz de compartir lo que poseo, soy digno de ser tomado por un retrete.

Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.