EL CAMINO PARA ENCONTRAR LA FELICIDAD 4

Buenos días; vamos hoy con la cuarta pista:
¿Ayudo a los demás o me ayudo a mí mism@?
Hoy voy a reflejar fielmente lo que pone en el libro, ya que me parece que está explicado de una manera sencilla y preciosa al mismo tiempo.
Imagina que todos tenemos un saco, el saco de la felicidad, y que solo nos sentimos bien cuando está lleno. Resulta que este saco está agujereado y todas las noches perdemos parte de su contenido, de modo que todos los días tenemos que volver a llenarlo para seguir siendo felices. Mucha gente lo llena desde fuera. ¿Cómo? Hacen favores a los demás, sonríen, no dicen que no...
Con los elogios, los agradecimientos y las palabras bonitas que reciben van llenando el saco. Ayudan a los demás para les estén agradecidos y así van llenando el saco. Todos los días tienen que hacer lo mismo: salir a la calle, agradar a la gente y complacerla para llenar el saco que por la noche se ha vaciado.
En cambio hay personas que lo llenan desde dentro, con su autoestima, su seguridad y su confianza. No necesitan salir a buscar la gratitud ajena para llenar este saco, sino que las llenan ellas mismas. 
Cuando ayudamos a alguien, hemos de ser conscientes de hasta qué punto lo hacemos para llenar el saco, porque de ser así, esperaremos gratitud y, si no la recibimos, nos sentiremos menospreciados.
Si ayudamos esperando que nos retribuyan con gratitud, alabanzas o reciprocidad, quiere decir que en realidad nos estamos ayudando a nosotr@s mism@s.
Si lo hacemos sin esperar nada a cambio, llenamos el saco desde dentro; entonces estamos ayudando de verdad.
Ayudar es acompañara a las personas a descubrir, pero es una acción exenta de protagonismo y por la que no hemos de esperar nada a cambio. Es un arte, un ejercicio de sensibilidad.
Quien ayuda sigue el ritmo de la otra persona y jamás toma la iniciativa. Va un paso por detrás y nunca uno por delante. Se supedita por completo a la capacidad de asimilación de la otra persona. Acepta y no critica ni aconseja jamás. Escucha y acompaña y no espera obtener nada de todo el proceso. Al final, desaparece en cuanto percibe que ya no se le necesita, sin esperar agradecimiento.
Y tú, ¿llenas tu saco desde dentro o desde fuera?
Obsérvate.
Recibe un abrazo desde el corazón y acuérdate de compartir.

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