GESTALT

Buenos días; aquí estoy una semana más y esta vez quiero hablaros sobre la Gestalt.
¿Qué es la Gestalt?
La Gestalt es una corriente de la psicología humanista, que se dedica al estudio de la percepción. Es una disciplina que estudia el proceso mediante el cual nuestro cerebro ordena y les da forma a las imágenes que recibe del mundo externo.
La Gestalt también se centra en el presente, por lo que en terapia nos ayudará a centrarnos con el cliente en el aquí y ahora. Por ejemplo: si viene un cliente que nos cuenta, que a raíz de que le despidieran del trabajo no levanta cabeza, con la Gestalt le preguntaríamos: ¿aquí y ahora cómo te sientes con eso?
También ayudamos mediante la Gestalt a responsabilizarse al cliente en todo momento de aquello que le está pasando; vamos a seguir con el ejemplo anterior: ¿qué has hecho tú o que no has hecho para que te despidieran? de esta manera, conseguimos que el cliente deje de echar balones fuera y se haga responsable de su vida y por lo tanto que tome las riendas; al principio es muy duro para el cliente darse cuenta de su responsabilidad en todo lo que le pasa, sin embargo, una vez pasado el primer mal trago, se da cuenta del poder que tiene en sus manos de cambiar su vida y termina empoderándose.
Además, podemos ver el mecanismo neurótico del nuestro cliente en relación con los demás: introyección, proyección, confluencia y retroflexión.
La introyección hace referencia al mecanismo de defensa que las personas incorporan dentro de ellas mismas, esto es, patrones, modos de actuar y de pensar que no son verdaderamente suyos, sino aprendidos de su entorno más cercano desde pequeños y que ni siquiera se cuestionan, ya que lo dan por cierto. El cliente, se muestra incapaz de diferenciarse para elegir y actuar satisfaciendo sus verdaderas necesidades, haciendo directamente suyos mandatos y consignas de otros.
La proyección, opera en situaciones de conflicto emocional, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios, que resultan inaceptables para la propia persona.
La proyección positiva, se da cuando se atribuye a otra persona cualidades dignas de ser admiradas, envidiadas o amadas; este suele ser un componente habitual en el enamoramiento por ejemplo.
La confluencia, se da cuando la persona y el ambiente se confunden; el cliente no percibe ningún límite entre él y el ambiente. Por ejemplo: un recién nacido, vive en total confluencia con su entorno.
Una persona confluente, no sabe qué quiere, no sabe qué siente, no sabe hasta donde llega ella misma y dónde empieza el otro; un ejemplo de confluencia, podría ser una madre abnegada.
La retroflexión, es otro mecanismo de defensa; se trata de hacerse a uno mismo lo que le gustaría hacer a los demás. Las actitudes de un retrofletor serían: la autocrítica, infravaloración, culpa, vergüenza, somatizaciones...
Estos son algunos de los mecanismos neuróticos de defensa que se utilizan en los conflictos emocionales, entre otros.
Espero que os haya gustado. Acordaros de compartir si os ha parecido interesante. ¡Hasta la semana que viene!

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