Eneatipo 4 (Luces y sombras)

Buenos días; hoy quiero hablaros sobre el eneatipo 4. Este tipo de personalidad es conocido coloquialmente como en eneatipo de la montaña rusa; se le denomina así, porque tienen un carácter muy cambiante; en un mismo día son capaces de pasar por un montón de emociones y además totalmente opuestas. Los Cuatro, desean ser atendidos, necesitan saber que alguien se ocupa de ellos; para esto, suelen exagerar mucho sus reacciones a cosas que para el resto quizás no tiene la más mínima importancia.
Creen ser distintos de los demás seres humanos, por lo tanto, nadie puede comprenderlos ni amarlos lo suficiente. Suelen pensar que tienen talentos únicos, que son fuera de serie, pero también que tienen desventajas y deficiencias personales y se centran en ellas.
Reconocen sus sentimientos y son capaces de ver su motivos, contradicciones y conflictos emocionales, sin negarlos ni edulcorarlos. Es posible que no les guste lo que descubren, pero no intentan racionalizar sus estados; tampoco tratan de ocultarlo.
Si bien es cierto que se sienten diferentes a los demás, no desean estar solos; aunque con gente se puedan sentir a veces incómodos, desean profundamente conectar intensamente con alguien que los comprenda a ellos y a sus sentimientos. Los Cuatro son los románticos del eneagrama; ansían que alguien valore su yo secreto, el que ocultan al mundo.
Es característico de los Cuatro tener problemas con la propia imagen y una autoestima baja y tratan de compensarlo cultivando un yo de fantasía, un yo idealizado.
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los Cuatro a lo largo de su vida es a liberarse de sentimientos del pasado; tienden a alimentar sus heridas y a aferrarse a los sentimientos por las personas que los han herido, esto hace que sean incapaces de reconocer los muchos tesoros que poseen en su vida.
Los Cuatro consideran que no se parecen a sus padres, incluso muchos de ellos fantasean pensando que han sido cambiados en el hospital al nacer; a consecuencia de esto, creen que hay algo en ellos tremendamente equivocado, lo que les hace ir en busca de sí mismos y esto puede perdurar toda la vida.
Debido a las dudas que tienen sobre su identidad, juegan al escondite con los demás con la esperanza de que alguien advierta su ausencia. Pero esta misma ocultación, se alterna con la revelación, expresando lo que les pasa con tal intensidad y necesidad que sin ellos pretenderlo, ahuyentan al ansiado salvador. Mientras no reconozcan esta pauta, corren el peligro de alejar a sus personas allegadas con sus exigencias emocionales.
Los Cuatro basan su identidad en sus estados de ánimo, de modo que tienden a examinar sus sentimientos más que los demás eneatipos.
En definitiva, el Cuatro se considera una víctima (cuando está insano) y llama la atención para que venga alguien a salvarlo; si ve que no se sale con la suya, pone el grito en el cielo, haciendo ver que se la va la vida en ello.
Los Cuatro sanos, reciben el reflejo que buscan compartiendo las profundidades de su alma. Al hacerlo, descubren aliviados que en el fondo su naturaleza no es diferente a los demás. Su conexión con su vida interior no es causa de separación, sino una manera de llegar a otros y comprometerse constructivamente con ellos.
Como en las anteriores semanas, parte del texto de hoy, también está sacado del libro "La sabiduría del eneagrama" de Don Richard Riso y Russ Hudson.
Os espero la semana que viene con un nuevo post. Acordaros de suscribiros y de compartir con vuestras amistades si os ha gustado y os ha servido de ayuda. ¡Hasta la semana que viene!

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